Bienvenida

y Puente Romano

Bienvenido, bienvenida, trashumante, a la que fue una próspera villa de recios pastores viajeros, nobles ganaderos, orgullosos comerciantes y elaboradores de los mejores paños de lana fina merina.

Como ellos hicieran a través de las cañadas, cordeles y veredas, te invitamos a caminar por las calles de Villoslada y a conocer el legado que nos dejaron. Un legado que te mostrará la singularidad de la cultura pastoril que nos ha caracterizado a nosotros, los ‘colodros’, que así es como se nos conocía a los de este pueblo serrano.

Este hermoso puente que, robusto, nos abre las puertas de la villa, al que a menudo se suelen referir como “Puente romano” es, en realidad, de época medieval, probablemente del siglo XV, aunque reemplaza a otros puentes que cabe deducir que hubo en la antigüedad.

Porque por Villoslada transcurría una calzada romana, que cruzaba el río en este punto. Una calzada que unía Numancia con Varea (junto a las actuales Soria y Logroño, respectivamente), de la que todavía se conservan algunos restos por todo el valle del Iregua. A unos 2 kms. en dirección noroeste, en el cerro de San Cristóbal, una estela funeraria de los siglos II-III d. C. nos sugiere que ya en esa época algún asentamiento poblacional debía de haberse reunido en estos parajes.

Y es que el Iregua, río de referencia de esta cuenca que tienes bajo tus pies y que nace en esta sierra de Cebollera para desembocar en el Ebro, fue fundamental para el asentamiento de población y seguirá siéndolo para el desarrollo de las actividades económicas que tanta prosperidad dieron a Villoslada y los Cameros.

Desde donde estás, puedes hacerte una idea de cómo nuestros antepasados escogieron este lugar al abrigo de los vientos y con una orientación hacia el curso solar para aprovechar mejor la luz y el calor, un calor que a los casi 1.100 m. de altitud a los que nos encontramos es indispensable para soportar los duros inviernos.

Detrás de ti, a la derecha, verás los restos de una antigua fábrica de lanas. Situate en el punto numero 2. Allí escucharás más sobre las actividades de nuestros antepasados antes de adentrarte en la villa.