Lavadero

de Agua Caliente

Hacemos un alto en nuestro camino para comprobar cómo Villoslada ha conseguido conservar algunos testigos de la vida civil en otras épocas. Un buen ejemplo es el lavadero de agua caliente, rehabilitado y equipado para su interpretación.

Hasta la generalización de la introducción del agua corriente, a comienzos de los sesenta, los lavaderos eran auténticos centros sociales, especialmente para la población femenina. En ellos, se daban a conocer las pequeñas noticias del día a día y se difundían también valiosos elementos de la tradición oral (canciones, historias, dichos y refranes, poemas y otros).

En el siglo pasado convivieron en el pueblo al menos hasta 3 de estas instalaciones, uno a la entrada con una canalización del río Iregua que tiempo antes dio servicio también a la fábrica de paños, otro en la parte alta del pueblo con agua del río La Canal y el que estás viendo, denominado ‘de agua caliente’ y muy apreciado en el frío invierno porque su temperatura era algo más llevadera al estar su canalización más protegida por la ladera.

En su interior, también se muestran varios elementos de una de las fraguas de herrería. Entre ellos, distinguirás herramientas características como el yunque sobre el que se trabajaban con golpes de martillo los metales previamente calentados o el gran fuelle con el que se aportaba aire para avivar la combustión.